Diálogo – Asfixian política y corrupción al deporte en México
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David Figueroa
¿Qué se hizo hace cuatro años que no se hizo ahora en Juegos Olímpicos? En 2012 México obtuvo de manera extraordinaria siete medallas, dos de ellas de oro…Esta vez han ganado la cerrazón, la falta de visión y transparencia de quienes conducen el deporte en nuestro país.
Hace menos de un año enfrentamientos entre las autoridades del deporte en nuestro país desencadenó la crisis que hoy nos tiene donde estamos en Río de Janeiro 2016.
Ellos no compiten ni ponen el rostro ante las cámaras del mundo cada vez que la esperanza de una medalla se desvanece para México; ni se levantan a entrenar antes de que salga el sol.
Sus familias no tienen que partirse en dos entre sus obligaciones y hacer actividades de ventas, rifas o boteos en la calle para hacer posible lo imposible en México…ellos nada más deciden el destino del presupuesto para el deporte en nuestro país.
Es el ejemplo de fracaso cuando la política se mezcla con intereses ajenos a los anhelos como país.
Vamos por medallas y apenas tenemos una asegurada; para sorpresa es en el boxeo, federación que a propósito fue desconocida por la CONADE el año pasado y dejó de recibir apoyo del gobierno que directamente acusó a su Presidente de corrupción.
Por eso Misael Rodríguez, quien logró la primera medalla para México, se ganó la posibilidad de competir boteando en los camiones urbanos.
Es increíble también la vergüenza de ver a nuestros atletas dormir en la calle en Río de Janeiro por no contar siquiera con apoyo para pagar el hotel.
Con todo ello sigue la esperanza en Romel Pacheco; Paola Espinoza; la abanderada Daniela Campuzano y María Espinoza, entre otros que entrarán en acción esta semana.
Vamos a la mitad de las olimpiadas hay deportistas que apenas van a competir y quienes ya lo hicieron están entre los mejores del mundo, es injusto no reconocer su alcance y valor. Sobre todo en estas condiciones.
Respecto a Sonora hay mucho de qué estar orgullosos: por primera vez seis atletas de nuestro estado alcanzaron su boleto a Juegos Olímpicos y se dice fácil pero hablamos de años de preparación y noches de desvelos.
Quienes no tenemos un atleta en casa o un amigo cercano estamos lejos de imaginar el sacrificio; cuántas veces se dan por vencidos al verse prácticamente solos y sólo por orgullo vuelven a levantarse.
Así de grande es México; así de grande es Sonora y lo menos que estos jóvenes merecen es que nos pongamos de pie y reconozcamos su talento, su valor para llegar a competir en medio de descalificaciones y acusaciones de corrupción entre quienes debieran impulsarlos.
En los enfrentamientos entre la CONADE, el Comité Olímpico Mexicano y las Federaciones está la respuesta a nuestra frustración cada vez que la esperanza de una medalla se esfuma.
Los jóvenes deportistas y sus entrenadores que dedican 12 horas o más al día para representar a nuestro país nada tienen qué ver en esto, pero son quienes ponen la cara mientras los responsables se pasean.
La otra parte son las familias de estos jóvenes: sus padres, abuelos, hermanos, maestros y amigos cercanos que hacen ahora sí que lo imposible por motivarlos y no dejarlos caer.
¿Y sabe cuál es la mayor frustración para muchos? Que a todos los mexicanos nos ha costado por lo menos 145 millones de pesos sólo las becas destinadas a deportistas, sin incluir nada más.
Porque también hay que ser claros: no todos los deportistas que compiten en Río de Janeiro están en la misma situación. Ni están todos los que son, ni son todos los que están.
De los 25 atletas que más apoyo recibieron entre 2013 y 2016, 13 no clasificaron para los Juegos Olímpicos. Esa es otra injusticia.
No hay un equilibrio ni estrategia- al menos visible- de cómo o porqué se apoya a unos de una forma, a otros de otra y a algunos más de ninguna.
Lo que hoy tenemos es pues el resultado de malas políticas públicas en el deporte de nuestro país, aunado a la impunidad con que galopa la corrupción en México.
No debemos cargar toda la responsabilidad a nuestros atletas pero tampoco podemos ser permisivos y conformistas con una visión positiva de “dieron lo mejor”.
Ese es el argumento más útil al gobierno para disfrazar el fracaso del deporte en nuestro país en estos momentos. Una cosa es el esfuerzo de muchos deportistas y otra la incapacidad de las autoridades para dirigir ese talento.
Debe haber consecuencias ante estos resultados esperando sean mucho mejor al final de la jornada; pues de lo contrario no habrá rectificación.
Toda persona o institución que recibe dinero público está obligado primero a ser transparente y segundo, a dar resultados; incluyendo autoridades, asociaciones civiles y deportistas con sus entrenadores.
Tampoco es posible que sigamos tolerando como mexicanos humillaciones como tener que competir sin uniforme o con uniformes parchados, prestados o fiados; o botear en las calles para llegar a medirse con los mejores del mundo como es el caso de los boxeadores.
El silencio no es opción cuando nos cuesta sudor, lágrimas y vida. México merece otros titulares. Energía, juventud y talento sobra, lo que falta es voluntad y transparencia de quienes dirigen el deporte en nuestro país.
Nuestra admiración a quienes han sorteado contra viento y marea la corrupción para llegar a Río de Janeiro; especialmente a los sonorenses Samuel Córdova originario de Los Hoyos, Cumpas; Edgar Rivera de Agua Prieta; Alejandra Valencia de Hermosillo; César Montes y las pesistas Eva Gurrola y Patricia Domínguez.
A ellos dedicamos con orgullo esta humilde reflexión. Gracias por representarnos con pasión y dignidad.
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