Así fue. Mi vida con Juan Gabriel
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La muerte de Alberto Aguilera Valadez deja un gran vacío en el alma de millones de personas que aprendieron a conocerlo, a aceptarlo y amarlo a través de su canciones, más de mil 500 escritas de su puño y letra, más las inéditas que irán saliendo, estima el mexicalense Adolfo Soto, quien trabajó durante dos años con el Divo de Juárez.
Humberto Melgoza Vega
MEXICALI.- La inesperada como repentina muerte de Juan Gabriel llenó de tristeza los corazones de millones de personas en todo el Continente Americano.
Gente que lo conoció alguna vez, que crecieron escuchando su música, sus grandes éxitos de la radio, que sentían cariño y empatía por el gran compositor mexicano lamentaron en serio su partida.
Los homenajes, las lágrimas, las expresiones de duelo y las condolencias alcanzaron hasta al presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, quien emitió un comunicado en el que escribió: “Durante cuarenta años, Juan Gabriel aportó su querida música mexicana a millones, trascendiendo fronteras y generaciones. Fue uno de los más grandes músicos latinos y su espíritu vivirá en sus canciones duraderas y en los corazones de sus fans que lo aman…”.
Nacido el 7 de enero de 1950 en Parácuaro, Michoacán, Alberto Aguilera Valadez se convirtió en un verdadero ídolo popular gracias a sus innumerables canciones, imposible mencionarlas todas, pero sí algunas de las más importantes, como su primer éxito de 1971, “No tengo dinero”, “Siempre en mi mente”, “Amor eterno”, “Querida”, “El Noa Noa”…
El mexicalense Adolfo Soto fue uno de las personas que tuvo la suerte de convivir durante casi do años con Juan Gabriel, a quien conoció a mediados de los noventa, cuando era un joven egresado de la carrera de Ciencias de la Comunicación y desarrollaba su carrera como videoasta. Actualmente, el maestro Soto es director precisamente de la Facultad de Ciencias Humanas.
¿En qué circunstancias se conocieron, cuándo y dónde, cómo nació la relación? ¿El vio algo especial en ti como videoasta o le caíste bien?
“La contratación inicial fue a través de la casa productora de video La Máquina Producciones para cubrir dos eventos en la ciudad de Los Ángeles, el contrato se hizo por la cercanía de Mexicali con L.A. Ya después nos contrataron para grabar su regreso a los escenarios en el Auditorio Nacional y de ahí siguió la gira y todo lo demás. Tal vez lo que motivó que me quedara a trabajar con él fue nuestra forma respetuosa de trabajar, de no andar tomándonos fotos o pidiéndole autógrafos para las tías”.
-¿Cuál fue tu participación profesional con él, cuantos video clips y giras hicieron, a qué países lo acompañaste, ¿era muy regañón y perfeccionista?
“Me dediqué a cubrirle las entrevistas que le hacían, las giras a medios, sus presentaciones en TV, conciertos, recorridos por las ciudades, grabaciones de discos, en algunos casos dirigí cámara cubriendo conciertos de grandes magnitudes para televisoras importantes. Desde La Máquina se trabajó el videoclip de la Canción 187 y el video de la segunda serie de presentaciones en Bellas Artes. Trabajé en gran parte de Estados Unidos, Venezuela, Colombia, Argentina, Chile, Colombia, El Salvador, Aruba, etcétera.
“Juan Gabriel no era de regaños, sí exigente, sabía lo que quería de cada trabajo, pero siempre fue amable con la gente que trabajaba a su alrededor, siempre buscaba provocar la sonrisa, la carcajada por algún detalle o comentario. Trabajé en la gira de 25, en la de `El México que se nos fue´, en la grabación de `Juntos otra vez´ con Rocío Dúrcal del disco de Las Tres Señoras”, recuerda.
“Y con respecto a lo que le gustaba te cuento una anécdota: A Juan Gabriel no le gustaba que sus músicos siguieran las canciones con las notas en el atril, le gustaba que las conocieran y tocaran de memoria. En una ocasión mientras interpretaban una canción de las del cierre de sus shows y vio que leían las notas les dijo `les doy un mes para que se aprendan la canción y dejen los atriles´. Un mes después durante una presentación Juan Gabriel bailo más de lo normal, mezclándose entre los músicos, recorriendo todo el escenario y en determinado momento se paró en medio del escenario y jaló el cable de su micrófono, cayeron todos los atriles de los músicos (había estado enredando el cable en todos los atriles) y en ese momento por el micrófono les dijo a los músicos:`Hoy se cumple un mes´”.
-Como artista, ¿hasta dónde llegaba el talento de Juan Gabriel? ¿Es cierto que era un genio, o estaba cercano de serlo? De sus canciones ¿cuál (es) le gustaba(n) más? Quiénes eran sus verdaderos o mejores amigos, con quienes más se comunicaba… ¿Diego, Marco, Pepe, Miguel, o nada que ver con la farándula?
“Juan Gabriel es un cantautor que sin duda nos hará mucha falta, se necesitan más artistas como él, que en verdad le lleguen al pueblo. Juan Gabriel escribía todas las noches, seguro estoy de que conoceremos mucho material inédito. Un genio no sé pero sabía lo que quería y lo que debía tener una canción para ser éxito. No creo que Juan Gabriel escogería una canción como favorita, a todas les tenía un especial cariño, de muchas tenía anécdotas o se acordaba de cuándo las había escrito. Alberto siempre se rodeaba de mucha gente talentosa, a mí me tocó ver con él a gente como Monabell, a Lola Beltrán, a Lucha Villa, a la Prieta Linda, a Piporro… En los últimos años Isela Vega estuvo muy presente”.
-Uno de los secretos mejor guardados de Alberto Aguilera fueron sus cuatro hijos, nunca expuestos al escrutinio público. ¿Los conociste? ¿Cuál era su relación ellos?
“Alguna vez visité la casa en Nuevo México donde vivían los 4 hijos, durante esos días lo que vi fue una vida de familia, desde comer juntos hasta llevarlos y recogerlos en la escuela”.
-“Lo que se ve no se pregunta”, le contestó una vez de manera socarrona al periodista de Univision Fernando del Rincón. A Juanga le tocó lidiar con el México machista hasta nuestros tiempos con una sociedad más “liberal”. ¿Cómo manejaba Juan Gabriel el aspecto de la homosexualidad? Era discreto, o más bien coqueto, juguetón..?
“Jugaba con eso, cuando se lo preguntaban siempre respondía con la frase que tú comentas”.
-A todos nos interesa saber cómo era la persona humana, el Juanga de carne y hueso, que sufría y lloraba, que se caía y se levantaba (como la vez del concierto en noviembre de 2005 en Houston). Cuéntanos cuáles eran sus gustos musicales, a qué artistas escuchaba, en inglés, en español, cuál era su comida y bebida favoritas?… ¿tenía alguna manía?
“Juan Gabriel gozaba de toda la música, lo mismo comentaba de La Maldita Vecindad como de Paul Anka. Cuando pasó lo de Houston yo ya no trabajaba con él. Juan Gabriel era muy preocupado por su gente, estaba pendiente de sus problemas y sus necesidades. Le gustaba comer muchas verduras y poca carne”.
-Todos sabemos que Juan Gabriel fue un grande de la música, para mi gusto el mejor que ha dado México –y en un descuido el mundo de habla hispana–, pero tú que lo conociste de cerca nos puedes decir qué tan real era ese talento? ¿Nos puedes poner ejemplos?
“El ejemplo que siempre pongo es el mismo: José Alfredo Jiménez le dijo en una ocasión que le hubiera gustado escribir `Se me olvidó otra vez´ y Juan Gabriel siempre contaba esto con mucho agrado, orgulloso”.
-¿A quiénes admiraba?: personajes históricos, políticos; a Juan Gabriel siempre se le relacionó con el PRI, ya ves que hasta hizo el jingle de la campaña de Paco Labastida, aunque también fue pública su supuesta amistad con los Fox. ¿Cómo manejaba Alberto su relación con el poder, ¿le gustaba, lo disfrutaba?
“En el tiempo que yo trabajé con él no me tocaron este tipo de sucesos, eso sí, siempre tras sus presentaciones la gente de poder quería saludarlo en su camerino, tomarse la foto. Hubo invitaciones en casas de gobernantes o fiestas organizadas para todos los del equipo de músicos, técnicos y demás y por supuesto Juan Gabriel”.
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-En persona, Alberto Aguilera seguía siendo un Divo, era uno mismo con su personaje de Juan Gabriel, o era otro completamente. Cuéntanos alguna anécdota.
“Mira, Juan Gabriel siempre fue muy abierto con la gente con la que trabajaba, siempre buscaba la broma, sacarte una sonrisa, unas carcajadas, dar carrilla, bromeando siempre, era detallista y estaba al pendiente de todo su equipo”, menciona.
“Alguna vez yo le comenté que admiraba mucho a Piporro, que incluso de pequeño yo creía que era compadre de mi abuelo pues en un programa de TV Piporro siempre enviaba saludos a su compadre Jesús y mi abuelo me decía que qué buena onda su compadre, que le había mandado saludos. Le comenté que hasta cuando falleció mi abuelo le había preguntado a mi madre que porque no había venido el Piporro al sepelio de mi abuelo y fue cuando supe que era una broma, tenía yo 12 años.
“Días después, recordando esa anécdota y durante las grabaciones del disco de Las Tres Señoras en Los Ángeles le tocaba sesión de grabación precisamente a Piporro y Juan Gabriel me dijo: “Voy a dejar que seas tú quien vaya por él al aeropuerto, que lo lleves al estudio y que lo atiendas mientras esté aquí. Después, tras la grabación y ya en casa de Juan Gabriel en Santa Mónica en plática de sobremesa, mientras yo grababa Juan Gabriel me pidió que le contara la anécdota de mi abuelo al Piporro, éste se murió de risa y me dijo Don Eulalio González `desde hoy oficialmente tu abuelo es compadre del Piporro´ y cerró el trato con un apretón de manos y un abrazo”.
-Juan Gabriel fue un ciudadano del mundo. Nació en Parácuaro, Michoacán, inició su carrera artística en Ciudad Juárez, Chihuahua, pero como todos, triunfo en el otrora Distrito Federal. ¿Qué recuerdos tenía él de esas ciudades, en cuál lugar de México o en el extranjero se sentía más a gusto, cuál era su relación y qué tanto quería a Mexicali?
“Nació en Parácuaro, vivió entre Toluca, Santa Mónica, Albuquerque, en muchas partes, en el tiempo que me tocó trabajar con el pasaba mucho tiempo en Santa Mónica (donde murió) y en Nuevo México, donde vivían sus hijos. De todas las ciudades que recorría o visitaba tenía recuerdos de alguna comida, de algún lugar que quería recorrer de nuevo o que quería visitar por primera vez. Cuando no había trabajo me mandaba a recorrer las ciudades, de Centroamérica y Sudamérica y grabar lo más sobresaliente de las ciudades, su gente, sus lugares icónicos.
“Juan Gabriel siempre recordaba a Mexicali con mucho cariño, decía que muchos de los conciertos más alegres y festivos que había tenido eran con la gente de aquí, decía que la gente de Mexicali tenía muy buen ambiente. Siempre llenó todas sus presentaciones en la ciudad”.
-Finalmente: cómo te enteraste de su muerte y de qué manera te impactó; cuál es el legado que deja, como artista y como persona.
“Me enteré de su muerte por mi madre, que acongojada y llorando me dio la noticia. Mi madre siempre fue admiradora de Juan Gabriel y ya te imaginarás cómo se puso cuando supo que trabajaría con él y después cuando me veía en el escenario con su ídolo. Su muerte me trajo muchos recuerdos, anécdotas, creo que se pierde un gran artista de México y el mundo, yo vi el cariño con el que lo recibían en Chile, en Perú, en Colombia, en Venezuela.
“Por supuesto que nos va a hacer falta, con él se cierra una época de la cultura musical de México, se va un grande, aunque nos deja todas sus canciones y las que faltan, las que seguramente aparecerán pues Juan Gabriel escribía a diario, durante las noches.
“Mucha gente de Mexicali trabajó para Juan Gabriel en diversos momentos de lo que nos tocó hacer, como Ernesto Herrera, Juan Carlos López, Luis Cristerna, Javier Sánchez, Andrés Treviño, Beto Castillo, Micky Sánchez y Ciria Félix”. @
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