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Evangelización en el Río Colorado, antes del Padre Kino

Esta semana dieron inicio los festejos del Centenario de San Luis Río Colorado con la conmemoración de la primera misa que marcó el encuentro entre dos mundos durante la Conquista española así como la conversión al cristianismo de muchas de las ancestrales tribus indígenas de la región como los Cucapah

Bibiana García Garza

Aunque son muchas las piezas de la historia que se han desvanecido con el paso de los siglos, los historiadores de la región como George Chávez se han encargado de recuperar los tesoros que hoy podemos conmemorar como parte de nuestra identidad.

Para iniciar los festejos rumbo a la magna celebración de los primeros 100 años de fundación de San Luis Río Colorado, el pasado 25 de enero se ofició una misa para recordar la primera ceremonia religiosa católica en el área de la Ruta Histórica del Río Colorado.

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Y es que, aunque el hecho que se conmemora data de 1605, es decir, es de hace 412 años, mucho antes de que se fundara y floreciera esta ciudad, el valle y el Golfo de Santa Clara como comunidades civilizadas, el antecedente merece la pena ser recordado como el cimiento espiritual de estas tierras desérticas así como el descubrimiento del Río Colorado.

De hecho, apenas hasta el año pasado empezó a conmemorarse esta primera misa en el Río Colorado en la hermana ciudad de Yuma, Arizona, y en esta ocasión, por las celebraciones del Centenario de este municipio, se llevó a cabo la mañana del pasado miércoles en el área Villa Koipal (Espejo de Luna)-Estación Doctor.

La misa fue oficiada por el Padre Germán Orozco Mora, quien también forma parte del Comité Centenario de la ciudad, y estuvieron presentes representantes de la orden de franciscanos del estado de Sonora, miembros de la etnia Cucapá y el historiador George Chávez, así como autoridades municipales y otros invitados.

Conquistando el alma del Río

Previo a la ceremonia, Chávez contó a CONTRASEÑA sobre el contexto histórico de lo que se estaría celebrando en las inmediaciones de Villa Koipai, una fusión espiritual de dos pueblos unidos por la cruz, relató.

Claro está, no se trató de encuentro fácil para nadie pues significó viajes eternos, atravesar mares, montañas y ríos hasta dar con la península de Baja California y el Río Colorado pasando por Nuevo México, el desierto de Arizona y los indios Pima, Quechán y Moquis así como San Luis Río Colorado y los indios Cucapá.

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También representó un camino sangriento en el que se perdieron muchas vidas tanto de españoles como de indios pues las tribus indígenas se resistían a ser sometidas al mandato de un rey blanco en el otro lado del mundo.

“Se trató no sólo de una conquista física, sino también de una conquista espiritual”, externó.

La primera misa significó algo especial aquella mañana del 25 de enero de 1605 al salir el sol, una misa cantada y de pie, ceremonia completa de entera solemnidad en una tierra recién descubierta.

Dichos descubrimientos sucedían en aquel entonces año con año en medio de las incansables travesías de hombres como Hernán Cortés, Fernando de Alarcón y Francisco de Ulloa, responsables de las primeras exploraciones del Golfo de California en 1539 y de parte de Sonora así como de la primera evangelización con los indios.

Sin embargo, no fue hasta Juan De Oñate cuando se llegó al norte del golfo en la desembocadura del Río Colorado, precisó el historiador, y se tomó posesión de las tierras al introducir sus espadas en el agua y sumergiéndose en ella.

De Oñate era mexicano y es un reconocido colonizador novohispano que además de realizar expediciones en la Nueva España y el sureste de Estados Unidos, fue fundador de varios asentamientos en la región, por lo que la misa que se conmemora es cuando él y su gente llega al área de la desembocadura del Río Colorado gracias al trazado mapa de los exploradores anteriores.

Nativos Americanos, guías de los exploradores

Esta evangelización también sentó precedente para las misiones del Padre Kino, fundador de decenas de misiones en la región noroeste del país, a quien se le atribuye la evangelización, sin embargo, estructuró un sistema misionero ampliamente reconocido en toda el área.

En ello tuvo mucho que ver la relación que algunos conquistadores como Ulloa lograron cultivar con tribus hoy conocidas como los Nativos Americanos como los indios Yumas, Jumis, Moquis y Quechán, entre otros.

Junto con el Capitán Gerónimo Márquez, Fray Francisco Escobar y otros 30 exploradores, mencionó, se fueron desde San Gabriel al Norte (desde lo que hoy es Nuevo México) hasta llegar con los indios Jumis y Moquis.

“Luego bajaron a Arizona por el río que hoy se llama Bill Williams River y entraron por ahí al Río Colorado desde la parte norte del estado; de ahí se vinieron caminando alrededor de cien millas más allá de lo que es Yuma encontraron a los indios Quechán”, agregó.

Fueron precisamente asentamientos de tribus Quechán, afirmó, las que auxiliaron a los conquistadores para avanzar proporcionándoles guías para continuar su camino hasta que alcanzaron a arribar a Yuma con los indios Pimas, en las cercanías del Río Gila, que antiguamente se unía con el Río Colorado.

En ese punto, en donde hoy en día se encuentra el Museo de la Antigua Prisión Territorial de Yuma, continuaron caminando hacia el sur acompañados de otras tribus indígenas de los alrededores.

Es ahí donde Uñate escribió las palabras que iba a usar para tomar posesión del puerto hacia donde se dirigían –la desembocadura del Río Colorado-.

“A veces llevaban de 300 hasta 600 personas de las tribus indígenas que los seguían, era algo como muy espectacular para ellos y acampaban con ellos, se llevaban muy bien todo ese tiempo, hasta que llegaron con los Cucapás, con quienes alcanzaron a llegar al límite, donde el agua del mar sube y se junta con el agua fresca del Río Colorado, hoy Colonia Lerdo”, anotó.

Misa al salir el sol por el Día de San Pablo

De acuerdo con los cálculos realizados, afirmó George Chávez, luego de seguir su camino hacia esta región los conquistadores y frailes finalmente pisaron tierra sonorense el día 24 de enero de 1605 y al día siguiente, al salir el sol, se efectuó la misa, también siendo conmemoración de la conversión del Apóstol San Pablo.

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“Ese día, se tuvieron que levantar a celebrar misa porque San Pablo era el Patrono de esa provincia a la que habían llegado y se sintieron obligados a hacer una gran fiesta para el santo”, recordó.

Además, enfatizó, no se trató de una misa normal sino de una misa cantada de gran ceremonia, que aquel tiempo se prolongaban hasta por dos horas.

Esta misa los bendijo para poder continuar con su jornada hacia el desemboque del Río Colorado porque ya se encontraban muy cerca, añadió.

“Cuando llegaron al agua, que yo digo que llegarían como a las 4 de la mañana, y cuando vieron el mar por primera vez se quedaron todos con la boca abierta, el Fray San Buenaventura y el Gobernador entraron en el agua hasta que les cubriera la cintura y tomando la espada Uñate finalmente posesión en el nombre del Rey Felipe III”, asentó.

Lo mismo hizo el Fray San Buenaventura con la cruz, tomando posesión de las aguas en el nombre de la Iglesia Católica y en el nombre de Dios.

“Era una ceremonia religiosa pero también legalmente muy formal, es lo que sabemos que sucedió este mismo día”, señaló, además de que se encontraron con peces especiales en las aguas donde desemboca el Río Colorado hacia el Océano Pacífico.

Es así, concluyó, como de la ceremonia religiosa también se pasó a la conquista y bendición de estas tierras que 400 años más tarde se convertirían en el hogar de los habitantes del Golfo de Santa Clara y los poblados del valle que forman parte del municipio de San Luis Río Colorado, fundado oficialmente hasta 1917 tras librarse batallas de sed y hambre, así como conquistas diarias del agreste desierto bajo un sol abrasador y la edificación de una comunidad pujante. @

 

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