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La clave de la información

Peña Nieto, entre el amor y el odio cachanilla

Finalmente, cuando ya casi concluye su mandato, el presidente de la República sintió por primera vez el calor de Mexicali, sudando la gota gorda entregó las obras de unos canales de riego que se habían dañado con el terremoto de 2010, presumió de su buena relación con Trump y de la veda por la vaquita marina, todo en medio de un operativo con cientos de elementos federales, estatales y municipales que resguardaron su seguridad. De la cuestionada obra de Constellation ni una sola palabra.

 

Humberto Melgoza Vega

 

VALLE DE MEXICALI.- La que pudo haber sido una accidentada visita de Enrique Peña Nieto al valle de Mexicali, donde inauguró el revestimiento de una red de canales de riego, gira exprés de un solo evento, resultó de lo más tersa gracias al estricto blindaje instrumentado por las fuerzas federales, quienes, fuertemente armados y con equipo antimotines impidieron que los inconformes incomodaran ni con el sonido de una palabra al señor presidente de la República.

Está bien que Baja California sea una de las entidades con mayor inseguridad pero el operativo nada tenía que ver con los narcos, era básicamente para protegerse de los integrantes del colectivo Mexicali Resiste, quienes traen tiro cantado con la cervecera de origen gringo Constellation Brands y que habían amenazado con seguir al presidente a donde se presentara, para gritárselo en su cara.

Con los focos de alerta encendidos, la agenda del presidente la manejaron como secreto de Estado por parte del gobierno estatal, en lugar de mandar el croquis citaron a los reporteros en el centro cívico, de donde los llevaron en autobuses al lugar del evento, en el corazón del valle de Mexicali, un lugar en medio de parcelas y canales, de difícil acceso.

“Entrega del canal 27 de enero, canales laterales y de la carretera Mexicali-San Felipe, tramo El Faro-San Felipe, así dice la agenda de Presidencia respecto a la estancia de Peña Nieto en Mexicali para el lunes 24 de julio”, publicó la noche del domingo en su cuenta de Facebook la reportera de Proceso, la cachanilla Jesusa Cervantes, aprovechando sus fuentes de primer nivel, pero no mencionaba direcciones ni horarios.

La confusión sobre la ubicación del evento central surtió su efecto: mientras que los del Frente Cívico Mexicalense cerraban la garita vieja y quemaban piñatas con la imagen de Peña Nieto, llevando el tema al plano internacional; la agrupación Mexicali Resiste, estigmatizados como “chairos” o izquierdistas radicales por sus detractores, quienes andan calientes porque el día anterior habían sido desalojados por la fuerza, protestaban ruidosamente frente a la obra de la Constellation, sobre el kilómetro 10.5 de la carretera a San Felipe, con algunas pancartas como la que decía “Peña Nieto, Mexicali te repugna por traidor y asesino, fuera tu mal gobierno de corrutos y prepotentes”.

Con un ambiente tan convulsionado, con protestas en varios frentes y un ambiente de linchamiento en redes sociales, el operativo montado para la visita de Peña Nieto resultó poco menos que espectacular.

Todos, invitados especiales, diputados, funcionarios públicos, empresarios, los anfitriones, la gente del valle mexicalense, con más razón los reporteros tuvieron que pasar por un improvisado retén a la entrada del ejido Colima, donde el Estado Mayor instaló, con el apoyo de la CFE, un arco detector de metales, al estilo de los aeropuertos te quitabas lentes, sombreros, llaves, monedas, teléfonos y cámaras fotográficas, para luego ser escaneado con una pistola especial y más adelante una revisión corporal extra, a cargo de elementos de la Seguridad Pública Estatal.

Ya con el respectivo gafete adherido sobre el pecho, todos treparon en camionetas y vans, de donde fueron trasladados unos tres kilómetros adentro, recorrido en donde encontramos lo mismo gendarmes de la Marina Nacional, como grupos antimotines, tanto de la Policía Federal como de la Estatal Preventiva, distribuidos en los caminos aledaños, regados entre los sembradíos.

Pasadas las 2:00 de la tarde, la comitiva presidencial y del primer anillo de seguridad aterrizaron a bordo de cuatro helicópteros, al tocar tierra se trasladaron en una caravana de 16 vehículos hasta la gigantesca carpa montada como escenario donde pasó revista ante la banda de guerra de la Sedena, entonaron el Himno Nacional y le dieron la bienvenida a coro con un “¡buenas tardes señor presidente!”.

Con las transmisiones en vivo, pronto se corrió la voz de dónde se estaba desarrollando el evento y mientras los contingentes de manifestantes llegaban y eran retenidos por los grupos antimotines, a través de los comentarios en la red, algunos amparados bajo perfiles falsos, seguían atizando la inconformidad social:

“Maldito peña te odio culero”, escribió Isabel Sandoval;, “K lo maten a chingar a su madree”, puso Jesús Raymundo Ulloa Rocha; “ojalá se desmaye del pinche calorón”, comentó Pablo Muñoz; “Ojalá y se caiga el avión, para que se termine esa fiebre”, apuntó por su parte Ponciano García, pero también Aventuras Cristian, con cierto dejo de ironía comentó “mi lord peñaaa te amamoos gracias por visitarnos anhelabamos tu visita es un privilegio respirar el aire que despides de las entrañas de tus pulmones te amamoos mi Dios sangre de tlaloc (sic)”…

Para la magna inauguración del Canal 27 de Enero –renombrado así en honor al pasaje histórico conocido como Asalto a las Tierras en el valle de Mexicali–, que junto con los canales laterales se invirtieron nada más 2 mil 680 millones de pesos, según la información oficial, Peña Nieto estuvo acompañado por los anfitriones, el gobernador Kiko Vega y el alcalde Gustavo Sánchez, y llegó asesorado por los secretarios de Semarnat y Sagarpa, Rafael Pacchiano y Pepe Calzada, respectivamente.

En su discurso, apoyado apenas con unas tarjetas informativas, sin leer desde el teleprompter, Peña Nieto destacó que el Distrito de Riego 014,que abarca los valles de Mexicali y San Luis Río Colorado, está entre los tres más importantes de todo el país en cuanto a producción, donde se siembran más de 200 mil hectáreas, en especial trigo y algodón.

Peña Nieto elogió a los pioneros que hicieron germinar el desierto, hombres y mujeres venidos de todas partes del país quienes templaron su carácter bajo temperaturas extremas, las cuales él mismo resintió en carne propia, pues mientras hablaba sudaba copiosamente, “aunque según me dicen hoy no está haciendo tanto calor como hace unos días”, comentó con una leve sonrisa.

Peña Nieto resaltó la veda decretada en el Alto Golfo de California para proteger a la vaquita marina, especie endémica de esta zona que se encuentra en peligro de extinción.

“Somos el primer país del mundo que ha prohibido las redes de enmalle, hemos destinado esfuerzos y recursos para mantener la veda en esta zona del Mar de Cortés, hábitat de esta especie”, resaltó.

También, presumió la generación de empleos en el país, la cual calificó de histórica, y se refirió a su relación con el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, con quien dijo habrá de renegociar el Tratado de Libre Comercio (TLC) para buscar mejores condiciones para las tres naciones, incluida Canadá.

Deliberadamente, y aunque el aspecto central de su visita fue el tema del agua, su escasez e importancia para hacer producir los campos, vital para los seres humanos, Peña Nieto omitió mencionar la polémica obra de la Constellation, ni en su discurso ni cuando al final de la ceremonia reporteros le insistieron sobre el tema, olímpicamente ignorados, retirados a codazos y empujones por los gorilas del Estado Mayor Presidencial.

En tanto los inconformes se quedaban con las ganas de amargarle el día a Enrique Peña, retenidos por los antimotines en un radio de 3 kilómetros–sus protestas no fueron escuchadas por el presidente, pero sí vistas por decenas de miles de personas a través de las redes sociales–, el marido de “La Gaviota” agradeció “la hospitalidad del pueblo de Baja California” y se despidió entre apapachos y selfies con algunos de sus amigos y admiradores, como el ex alcalde de Mexicali, Panchito Pérez Tejada, y los delegados federales, a quienes prácticamente nadie conoce y que terminaron todos deshidratados, en especial quienes bajaron de la Zona Costa.

“Peña Nietro nomás vino a ponerle mantequilla al PAN”, declaró a los medios el senador Marco Antonio Blásquez, quien se ha mantenido del lado de los que se oponen a la construcción de la Cervera y que asegura que el proyecto no pasará, porque la empresa carece de los permisos federales… @

 

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