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Un crimen imperdonable

Parte de la inusitada oleada de violencia que se vivió sólo en un par de días el fin de semana pasado, un sujeto cegado por una rabia inexplicable decidió acabar con la vida del señor José Guadalupe Cuen, padre de familia, hermano y amigo de muchos en la comunidad que hoy claman justicia para que el asesino sea detenido y pague por el cobarde crimen

Bibiana García Garza

SAN LUIS RIO COLORADO.- Embestido violentamente por una Cherokee color azul marino fue como terminó tajantemente la vida de un ciudadano, un padre de familia, un hijo, un hermano y un amigo ejemplar el pasado sábado por la mañana en medio de una serie de homicidios registrados casi uno tras otro en la ciudad.

Se trataba del señor José Guadalupe Cuen Gamboa de 56 años de edad, miembro de una de las familias de pioneros en San Luis Río Colorado y hermano menor del reconocido artista plástico y escritor, Manuel Cuen.

El momento de su muerte fue atestiguada por su hijo menor de sólo 17 años de edad, quien ya se encontraba en medio de una llamada al 911 para reportar el incidente en el que el responsable del atropellamiento le había cerrado el paso a su vehículo para dejar que un Honda que los acababa de chocar se diera a la fuga.

Cuando el homicida impactó al hombre con su vehículo y luego procedió a pasar por encima de su cuerpo, al que había arrojado por lo menos unos ocho metros hacia adelante, el joven Pablo atinó a decir por el teléfono “ya no manden patrullas, manden una ambulancia porque atropellaron a mi papá”.

El sujeto que conducía la Cherokee junto con una acompañante rápidamente se dio a la fuga dejando a la suerte a la víctima cuyo cuerpo quedó inerte en el suelo, ya no contaba con signos vitales.

José Guadalupe era el hijo de en medio, cuenta su hermano Manuel, quien además de sus otros cuatro hermanos y sus hijos Pablo y Gabriel, así como su esposa Lourdes, ahora lamentan profundamente la pérdida y, más aún, la manera en la que le fue arrancada la vida.

“Era una persona muy congregada al trabajo y un padre de familia excelente, dedicado completamente a su familia, muy responsable, no fumaba, no tomaba, era muy tranquilo”, relata, el primero de los hermanos Cuen que se va.

A José Guadalupe se le reconocía en distintos ámbitos de la comunidad, tanto por su trabajo en la construcción y reparación de viviendas como por la incansable labor que durante más de 20 años dedicó a la corporación de Bomberos Voluntarios de San Luis Río Colorado.

“Era bueno en lo que hacía, es lo que recuerdo de él, era muy buen trabajador en los arreglos de construcción que hacía, yo a veces comparaba sus trabajos con los de otros y era muy superior”, comenta con una leve sonrisa de orgullo dibujada en sus labios, aunque con el pesar de la impotencia ahogándose en su garganta todavía por la indignación.

Incluso no fue hace mucho que enfrentó un gran golpe con el fallecimiento de una hija de apenas 24 años de edad que murió de cáncer, se le fue muy pronto, agregó.

A pesar de ello, José Guadalupe era tranquilo y dedicado pero no serio, de hecho era muy platicador y ameno, así lo recuerda la gente, dice, “era muy centrado en lo suyo, muy dedicado”.

No sólo era así con su esposa e hijos, platica, sino también en ayudar a sus padres, en particular a su papá a quien solía acompañar a sus citas con el médico y que ahora, a sus 83 años de edad, también llora desconsolado la pérdida de un hijo.

“Fue un golpe muy duro para él perder a un hijo y de esta manera tan cruel y cobarde”, expresa Manuel, quien no deja de sentir el temor de que de ser detenido el asesino pueda conseguir su libertad fácilmente, como ocurre con muchos otros delincuentes procesados con el nuevo sistema de justicia penal acusatorio.

“Mi hermano era muy amigable, fue siempre una buena persona, yo como hermano no tengo nada absolutamente que reclamarle, siempre nos entendimos bien, conversábamos mucho, y para mí ese es el coraje que, siendo el mejor de los hermanos, tal vez, o por lo menos una buena persona, le haya pasado esto”, asentó.

Con esto Manuel da a entender que no se trataba de un hombre agresivo o que se exaltara fácilmente, y quien luego del choque sólo buscaba dialogar con el conductor de la Cherokee que no pensó ni por un momento las consecuencias de sus actos y hoy sigue libre.

Larga espera por la justicia

Acerca de la posibilidad de que se haga justicia en el caso del homicidio de su hermano, Manuel Cuen tiene esperanza en que la presión social de alguna manera sirva para que el responsable pague por lo que hizo.

De momento, explicó, las autoridades están esperando que llegue una orden de aprehensión pues, según ha trascendido, el sujeto ya está plenamente identificado.

“La persona sigue al parecer en San Luis Río Colorado pero apenas las autoridades son las que pueden resolver, se de parte de ellos que no pueden aprehenderlo todavía hasta que tengan la orden pues no pudieron detenerlo en flagrancia en el lugar de los hechos porque huyó”, anotó.

Mientras tanto, los minutos del reloj pasan y así como la familia esperó más de un día para que les entregaran el cuerpo del señor José Guadalupe también esperan que se haga justicia que pueda calmar un poco su impotencia.

“Se espera que la justicia llegue un poco más rápido porque lo que sí quisiera resaltar es la crueldad con la que falleció mi hermano, hasta donde tenemos conocimiento el conductor del vehículo retrocedió como 18 metros para impactarlo, agarró mucha viada, y no conforme con eso le pasó por encima al cuerpo, lo que provocó que falleciera ahí mismo”, declaró.

Desafortunadamente, señaló Cuen Gamboa, en todo México la raíz de la enfermedad se llama corrupción y tiene por apellido una justicia que simplemente no se imparte como debería. De vivir en otro tipo de sociedad, lamenta, esto no hubiera ocurrido.

En relación a la ola delictiva por la que atraviesa el municipio y a qué se debe, considera que tiene que ver con muchos temas como las grandes cantidades de droga que circulan en la ciudad, la descomposición social y la impartición de justicia en lo que también los ciudadanos son responsables.

“Hay muchos indicios de corrupción que se ha convertido en una cultura, desafortunadamente, y no sólo podemos responsabilizar a las autoridades, sino también a nosotros como ciudadanos”, puntualizó.

Eso aunado a que también falta mucha consciencia, solidaridad y organización del pueblo pues “pasan las cosas y no hacemos nada hasta que nos afectan directamente”. @

 

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