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A la memoria del Dr Belisario Domínguez Palencia

“Con admiración a la Ciudadana Claudia Pavlovich, en reconocimiento a su ética de responsabilidad en favor de los que menos tienen.

 

Lic. Tomás Cid Lucero

 

La ciudad de Comitán de las Flores, Cabecera del Distrito del mismo nombre, perteneciente al Estado de Chiapas, vio nacer al DOCTOR BELISARIO DOMÍNGUEZ, el día 25 de abril de 1863.

Dicha ciudad por decreto de 21 de noviembre de 1934, se llama Comitán de Domínguez. El lugar donde viera por primera vez la luz el Doctor BELISARIO DOMINGUEZ se encontraba conformado por sus padres Don CLEOFAS DOMINGUEZ de Comitán y Doña PILAR PALENCIA originaria de Guatemala.

En un entorno familiar y de sociedad ancestral con costumbres sobrias, honradez acrisolada y una convicción de rectitud en la concepción de la vida. En el año de 1911, acepta la postulación para la Presidencia Municipal de Comitán, fue un decidido simpatizador de Don Francisco I. Madero, por quien tenía un profundo respeto y una gran admiración: A raíz de su Presidencia Municipal se inicia de lleno en su carrera política, respetado en San Cristóbal de las Casas y en Tuxtla Gutiérrez, centros de actividad política, cultural y social de la época, empezó a ser conocido poco a poco en todo el Estado y de esta manera llegó a formar parte del Senado de la República como suplente del Senador LEOPOLDO GOUT en el año de 1912. A consecuencia del fallecimiento del Senador Propietario, días después del asesinato del señor Madero, el 6 de marzo de 1913 el Doctor BELISARIO DOMINGUEZ PALENCIA ocupa como Senador Suplente la Titularidad de la Senaduría por su Estado, donde dura únicamente 7 meses.

 

Héctor Aguilar Camín, en su libro La Revolución que Vino del Norte, al referirse a la revolución iniciada por Don Venustiano Carranza, en los meses que van a partir de febrero de 1913 con los homicidios del Presidente y Vicepresidente de la República, a julio de 1914 en que el General Victoriano Huerta renuncia a la Presidencia de la República y abandona el país, denomina de manera directa a este período como “Una nación en armas”.

De lo anterior resultaba una consecuencia natural que esta gravísima situación de descomposición social, económica y lucha de armas entre mexicanos, preocupara gravemente al Congreso de la Unión, y dentro del Congreso de la Unión al Senado de la República, y como paradigma de valentía y patriotismo el Doctor BELISARIO DOMINGUEZ PALENCIA, cuyos dos últimos discursos en la tribuna parlamentaria del Senado, originaron directamente su muerte dictada por las órdenes del Presidente General Victoriano Huerta: Al último de sus discursos, quien esto escribe, quiero referirme, y dejar precisado el porqué del gran valor como mérito social, cultural y en beneficio de la República se instituyó la Medalla Doctor BELISARIO DOMINGUEZ.

Vale transcribir diversas partes del preámbulo tomadas del folleto publicado por bloque revolucionario de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión en noviembre de 1929, tratando de lograr una visión de la realidad política y social que prevalecía en la fecha de los valerosos discursos del DOCTOR BELISARIO DOMINGUEZ PALENCIA: “El crimen parecía haberse entronizado y hasta legalizado por la era del terror que desplegara el tirano Huerta… Se creyó por los burdos pretorianos que con los asesinatos de Madero y Pino Suárez caían también para siempre la libertad, la virtud y el civismo, y su insolencia les creaba la idea de una completa impunidad en su crimen y de una fuerza irresistible que les permitiría tener a perpetuidad bajo el peso de su bota dictatorial, al pueblo mexicano. Y en medio de ese ambiente de atonía, de abatimiento y de pavura, surgió la voz vibrante y serena del Senador por Chiapas, Ciudadano BELISARIO DOMINGUEZ, quien desde la alta cumbre de su civismo sin mancha, lanzaba al rostro del verdugo la requisitoria más tremenda y el apóstrofe más duro. Este hombre insigne de un valor espartano, más grande mientras más sereno, supo que su alta investidura como representante del pueblo en la alta cámara, le imponía obligaciones que no podía dejar de cumplir sino a trueque de hacerse cómplice de los victimarios. Urgía arrojar del poder a Victoriano Huerta porque la libertad de la República así lo exigía y porque la dignidad y decoro nacionales estaban sufriendo mengua. Ese era el entorno trágico, cruel y despiadado de la realidad nacional y ante el autor de esa terrible realidad que era el General Victoriano Huerta, Presidente de la República, alzó su voz de hombre de bien, de mexicano ejemplar y figura señera en el momento álgido que vivía el Ciudadano BELISARIO DOMINGUEZ PALENCIA.

El segundo de sus discursos en donde valientemente solicita que el Congreso de la Unión deponga de la Presidencia al General Huerta fue pronunciado en el recinto parlamentario del Senado, ubicado en aquella época en el Palacio Nacional el lunes 29 de septiembre de 1913, y solicitando el uso de la palabra y su intervención al Presidente del Senado, el Senador BELISARIO DOMINGUEZ PALENCIA “por tratarse de un asunto urgentísimo, para la salud de la patria”, suplicó se diera principio de inmediato a la sesión del Senado en donde presentó una solicitud que en su parte medular y que le costara la vida establecía: “Primero y antes que todo, a que el pueblo mexicano no pueda resignarse a tener como Presidente de la República a Don Victoriano Huerta, al soldado que se amparó del poder por medio de la traición y cuyo primer acto al subir a la Presidencia fue asesinar cobardemente al Presidente y Vicepresidente legalmente ungidos por el voto popular, habiendo sido el primero de éstos quien colmó de ascensos, honores y distinciones a Don Victoriano Huerta, y habiendo sido él igualmente a quien Don Victoriano Huerta juró públicamente lealtad y fidelidad inquebrantables…. Cumpla con su deber la representación nacional y la patria está salvada y volverá a florecer más grande, más unida y más hermosa que nunca. La representación nacional debe deponer de la República a Don Victoriano Huerta por ser él contra quien protestan con mucha razón, todos nuestros hermanos alzados en armas, y por consiguiente por ser quien menos puede llevar a efecto la pacificación, supremo anhelo de todos los mexicanos”.

 

El asesinato del Senador DOMINGUEZ PALENCIA, se ordenó desde el preciso momento en que al General Victoriano Huerta le informaran de sus palabras dichas en la Tribuna Parlamentaria, la sombra de la tragedia lo cubrió por completo y sacado del lugar donde se hospedaba en la Ciudad de México, se enfrentó con valor, serenidad y tranquilidad a cinco hombres que pistola en mano lo detuvieron, se ha escrito que no pidió auxilio, y que “salió tranquilamente como si se alejara para volver de nuevo como lo había hecho tantas veces. Del hotel del Jardin fue llevado al panteón de Coyoacán, donde fue asesinado a balazos y sepultado a flor de tierra en una fosa cavada al momento”; existen varios escritos que dan por cierto el hecho de que antes de llevarlo al lugar donde lo ultimaron “pasaron por la casa del Doctor Aureliano Urrutia quien en ese entonces era ministro de Gobernación del gobierno de Huerta que vivía precisamente en Coyoacán, quien le amputó la lengua y sangrante y mutilado el Doctor DOMINGUEZ fue muerto. Era el 7 de octubre de 1913”.

 

El Senado de la República, por decreto del 3 de enero de 1959, creó la Medalla de Honor BELISARIO DOMINGUEZ, que se otorga cada año en solemne ceremonia al Ciudadano que haya servido a la patria con el mayor desinterés, con acciones de beneficio para la sociedad y desprendiéndose de esas acciones en todo momento el bien de la nación. La prensa ha reseñado en diversas y múltiples ocasiones de que al comenzar el acto que se realiza siempre en el recinto del Senado, se da lectura a un trozo del valiente e histórico mensaje que pronunciara el Doctor y Senador BELISARIO DOMINGUEZ en la inolvidable sesión parlamentaria que produjo el día y la hora de su muerte. Cada año nuestro país el día 7 de octubre recuerda un aniversario luctuoso más, y traemos a nuestra memoria una de las épocas más difíciles por las que ha atravesado nuestra nación en su desenvolvimiento político y social, un desenvolvimiento político y social iniciado en 1910 y concluido el 5 de febrero de 1917 en Querétaro, el largo camino recorrido fue trazado con la sangre de hombres y mujeres que a todo lo largo y ancho de nuestra patria tomaron las armas primero para derrocar al General Porfirio Díaz y después para derrocar al General Victoriano Huerta, parte de esa sangre fue ofrendada generosamente por el Ciudadano BELISARIO DOMINGUEZ PALENCIA, Senador de la República por el Estado de Chiapas, paradigma de los cuerpos parlamentarios de nuestros país. Honremos siempre su memoria.

 

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