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Travesilleros: 41 años desafiando al desierto

Si viviéramos en el mar, anduviéramos en lanchas, pero como somos del desierto, las dunas son nuestro hábitat natural: José Neblina

 

Humberto Melgoza Vega

 

SAN LUIS RIO COLORADO.– Unica en su especie en todo México, con una historia que llega a los 41 años, la Travesía por el Desierto de Altar que desde 1976 organizan residentes nativos de San Luis Río Colorado se ha convertido en uno de los principales eventos que ponen a este rincón de Sonora en el mapa internacional.

Ya son tres generaciones las que han hecho de esta aventura off road toda una tradición y el doctor José Ricardo Neblina Noriega pertenece a la intermedia.  Neblina capitanea al Club Zorros del Desierto y en esta ocasión a ellos correspondió la organización de la travesía 2017 que lleva por nombre “Porfirio Arroyo”, en honor a uno de los pioneros que se mantiene en activo.

Al GTO (Grupo Travesillero Organizador ) le corresponde toda la logística de la carrera, el desfile por las principales calles de la ciudad, previo a la contingencia que se realizó anoche en el Bosque de la Ciudad, la promoción, conseguir los patrocinios además de ser los guías durante la travesía por el desierto, unos 100 kilómetros de arena, ocotillos y cactus.

Deporte de alto riesgo, donde la adrenalina fluye a mil revoluciones por minuto, a lo largo de su historia la travesía ha cobrado la vida de cuatro personas, un promedio de uno cada diez años, el más reciente fue el joven Fabián Cano, que venía de Phoenix, Arizona, que falleció en una volcadura el año pasado.

Precisamente, por el peligro que representa desafiar al desierto, el miércoles realizaron la tradicional misa de “Bendición de llaves”, donde se encomiendan a Dios para que los acompañe por el camino.

“Tenemos que traer nuestros carros en perfectas condiciones mecánicas, con la jaula de seguridad, los cinturones especiales, el extintor y nuestro casco para en caso de volcadura no sufrir un daño mayor; los grupos son muy diversos, cada equipo tiene médicos, equipo de primeros auxilios, en Zorros tenemos un equipo bastante completo que ya lo hemos utilizado”, comenta.

En esta la 41 edición será el primer año que contarán con un helicóptero para en caso de alguna emergencia.

El aparato no cuidará desde el aire la carrera –como lo hacen en la Baja 1000, que ayer festejó su 50 Aniversario en Ensenada–  sino que permanecerá estacionado sábado y domingo a un costado de la carretera. Y es que la hora de vuelo cuesta 700 dólares, el ayuntamiento que preside el también travesillero Enrique Reina está financiando en parte el proyecto y si se usa durante algún percance mayor el costo correría a cargo del equipo al que pertenezca el accidentado.

En esta ocasión participarán 49 grupos, obviamente la gran mayoría son de San Luis pero también vienen clubes de Mexicali, de Tijuana, de Arizona y de Nogales… “de San Luis no tenemos el número exacto pero en las juntas participan unos 30 grupos activos”.

La travesía sanluisina es, si no la única de su tipo, sí la más importante.

“Así de tales dimensiones sí es el único, porque otro evento que es más grande que el de nosotros es la Baja 1000, pero es un terreno completamente diferente aparte de que es una competencia, esta es una aventura extrema en donde cruzamos del Golfo hasta San Luis a través del desierto en dos días”, resalta el líder de los Zorros.

“Es un evento muy fuerte que tiene la ciudad, ahorita los hoteles están abarrotados, para el día viernes ya no hay hoteles, deja una derrama económica muy fuerte además en restaurantes, taquerías, gasolineras, refaccionarias y los hoteles pues ni se diga”, dice.

“Desde mi punto de vista la Travesía es uno de los mejores eventos, que permiten proyectar el lado positivo de San Luis, la belleza de su desierto, la gente que viene de fuera y participa se lleva muy buen sabor de boca y al hablar bien del evento hablan bien de la ciudad”, expone Neblina, con apenas 14 años como travesillero.

“La Baja Mil es un evento internacional, viene gente de todas parte a mirar, se ponen en un punto de vuelan los carros y esa es toda la adrenalina, pero aquí la adrenalina es al mil por ciento más porque tú vas manejando la unidad, no estás viendo pasar a los corredores, es mucha más adrenalina ir al volante en una travesía por el desierto que nomás mirar las carreras…”, considera.

Quienes participan en este tipo de expediciones deben conocer los principios básicos del pilotaje fuera de camino pero se requiere una poca de gracia para sortear las gigantescas dunas sin el riesgo de una volcadura. “Una de las recomendaciones es que no trates de hacer más de lo que como piloto eres capaz de hacer, porque si no tienes la experiencia suficiente es cuando vienen los accidentes”, comenta.

Equipados con radios, GPS y teléfono satelital, en una zona donde hay muy mala señal o de plano no agarra el celular, los traviesos del volante se aprestan para, después de la convivencia de anoche reposar la cruda y afinar detalles en las máquinas para el sábado muy temprano partir al encuentro anual  con el inhóspito desierto, el domingo los esperamos completos acá en la civilización. @

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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