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La clave de la información

Sin relación súper decomiso en SL con los tres calcinados del Puente

La semana pasada la nota policiaca se puso al rojo vivo, primero con un super-decomiso en el retén de los soldados, y luego con el hallazgo de tres cuerpos calcinados en la caja de un pick-up, abandonados sobre el desértico lecho del río Colorado.  Sumas y restas en el combate al narcotráfico que este año ha dejado nada más en Tijuana mil 640 muertos.  

 

Humberto Melgoza Vega

 

La mañana del pasado viernes, cuando las autoridades se amanecieron con la noticia de que tres sujetos habían sido encontrados asesinados y sus cuerpos calcinados a bordo de un viejano pick-up Ford Lobo, de inmediato se les vino a la mente el súper decomiso que se había registrado en el retén militar de San Luis Rio Colorado el día anterior.

Ambos sucesos, tan espectacular el decomiso de más de una tonelada de cocaína como lamentable el triple asesinato,  sacudieron a la opinión pública y prendieron focos rojos en las corporaciones policiacas.

Inicialmente, con la premura de las primeras pesquisas, el subprocurador de Investigaciones Especiales de la Procuraduría de Justicia de Baja California, José María González, deslizó un posible vínculo entre ambos eventos.

“Por las inmediaciones en las que fueron localizados estimamos que pudo ser un evento de San Luis, estamos en comunicación con ellos; se publica hoy un aseguramiento fuerte de droga en San Luis-Sonoyta, y por el tipo de violencia que se ejerció en esos cuerpos tenemos que agotar primero esa línea”, mencionó ante los medios de comunicación en rueda de prensa en Mexicali.

El decomiso, realizado la tarde del jueves en el punto de revisión militar Cucapá, instalado a la entrada de San Luis, viniendo de Sonoyta por la carretera federal No 2, y que tiene el número uno en decomisos a nivel nacional, se convirtió en noticia nacional.

En un tracto-camión que venía procedente del puerto de Lázaro Cárdenas, Michoacán, camuflados entre cajas de limón, los militares  encontraron 961 paquetes que dieron un peso de mil 126 kilos de cocaína, 16 paquetes con 12.6 kilogramos de metanfetaminas y 17 paquetes con 18.8 kilogramos de heroína. Cada kilo de estas potentes drogas puede andar entre 20 mil y 50 mil dólares, una vez colocado en ciudades como Los Angeles o Nueva York, imaginen la cifra en millones de dólares y el golpe severo al tráfico de drogas internacional que significó.

Al día siguiente por la mañana bomberos de San Luis atendieron el reporte de un vehículo que estaba envuelto en llamas en el lecho seco del río Colorado, del lado de Baja California. Mientras apagaban el fuego se percataron que en la caja del pick-up habían los cuerpos de tres personas completamente calcinadas, entonces dieron aviso a la Policía Ministerial con oficinas en el valle de Mexicali.

Con el avance de la investigación, luego de cruzar información con las autoridades sonorenses, y de recibir del testimonio de una familia del ejido Hermosillo, establecieron que las víctimas ni eran de San Luis ni tenían relación con el mega-aseguramiento de droga.

La familia que se acercó a la Procuraduría a reportar la desaparición de tres de sus integrantes, quienes andaban en un pick-up similar al siniestrado, abrió una nueva línea de investigación que desestimó la actuación de la delincuencia organizada y se enfocó en asuntos locales de narcomenudeo.

Sin embargo, por la saña con la que fueron asesinados no se descarta que las víctimas hayan formado parte del eslabón más débil de los cárteles de la droga y que se metieron en problemas o quedaron mal con la persona equivocada.

Peritos y científicos de la Procuraduría de BC se encuentran haciendo esfuerzos para, con las muestras genéticas de ADN tomadas a los familiares tratar de confirmar la identidad de las tres víctimas, cuyos cuerpos quedaron reducidos a cenizas por lo que hacen prácticamente imposible su identificación

La autoridad investigadora logró establecer que al menos uno de los calcinados estaba con vida cuando les prendieron fuego ya que encontraron monóxido de carbono en sus pulmones.

Con estos tres nuevos muertitos la cifra de homicidios violentos en Mexicali llega a 140, muchos para una plaza que los narcos sinaloenses buscan mantener tranquila, pero nada que ver con los mil 640 registrados durante este año en Tijuana, el más violento de la historia; ni los 160 que han asesinado en Ensenada, un incremento del 80 por ciento en lo que antes era la romántica y tranquila Cenicienta del Pacífico.

Mientras que en la capital de Baja California los ajustes de cuentas se dan esporádicos, alguna que otra limpia en sus propias filas, en Tijuana y Ensenada la lucha por la plaza entre el Cártel de Sinaloa y el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG)  mantiene en alerta máxima a las corporaciones policiacas.

Los niveles actuales de violencia e inseguridad en Tijuana están peor que en 2008 y 2009, cuando se desató la guerra entre Teodoro García Simental, el sanguinario Teo, quien se alió con los narcos de Sinaloa,  dándole la espalda al ingeniero Fernando Sánchez Arellano, sobrino de los líderes del cártel de Tijuana, muerto Ramón y Francisco Rafael, encarcelados Benjamín, Eduardo y Francisco Javier, “el Tigrillo”.

Esa guerra derivó en la casi extinción de la organización Arellano Félix –el mismo “Ingeniero” fue detenido posteriormente en 2014, en plena euforia del Mundial de Futbol–, que dejó entre 900 y mil muertos por año entre 2008, 2009 y 2010, hizo héroe al comandante de la Municipal Julián Leyzaola, quien se volvió en el enemigo número 1 de la banda de los Teos.

Las autoridades federales buscan establecer si el enorme cargamento de droga decomisado el jueves en el retén militar que venía de Michoacán y tenía como destino la fronteriza Tijuana pertenecía a la organización sinaloense, aunque por la procedencia podría representar el mayor aseguramiento realizado a la mafia de Jalisco que encabeza “El Mencho”. @

 

 

 

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