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La clave de la información

La muerte anunciada del comandante Sierra

Humberto Melgoza Vega

SAN LUIS RIO COLORADO.- La más triste de las navidades pasarán familiares, amigos, seres queridos que rodeaban al comandante Jorge David Ramírez Sierra, asesinado al medio día de este 24 de diciembre, mientras vigilaba las afueras del Centro Cultural Río Colorado.

Ramírez Sierra se encontraba a bordo de su vehículo particular, una camioneta Durango de modelo atrasado, color negra, como vigilante en el inmueble de avenida Madero 29, hasta donde llegó un solitario individuo, caminando.

Quizás pensó que le iba a preguntar la hora, pedir un cigarro y cuando menos pensó ya estaba sacando una pistola de entre sus ropas, disparándole a corta distancia en repetidas ocasiones para enseguida alejarse a toda prisa del lugar, sin que hasta el momento se tengan rastros de su paradero.

Tras el reporte de los vecinos que escucharon los disparos, la Policía Municipal con el apoyo de la Estatal montaron operativos de vigilancia, cerraron las principales salidas de la ciudad, resguardaron el perímetro y comenzaron los primeros peritajes del homicidio de alto impacto, el primero de este tipo en la era del alcalde morenista Santos González Yescas.

En la pasada administración, encabezada por el panista Enrique Reina Lizárraga, Ramírez Sierra fue el segundo de a bordo del director de la Policía, Julio César Valenzuela Murrieta, aunque en la práctica era el jefe operativo.

En marzo de este año, la muerte ya había tocado la puerta del Sierra –como lo llamaban todos–, en esa ocasión la víctima fue Daniel Cortez Castro, compadre y gente de todas sus confianzas, a quien mataron en la zona conocida como Las Lomas, en el ejido La Grulla, y después le prendieron fuego a bordo de su vehículo particular.

Entonces se dijo que la últimas llamadas que recibió a su teléfono eran las de unos supuestos “amigos” que le pedían que saliera y del propio Ramírez Sierra.

Una de las posibles causas de la muerte de David Cortez, quien al momento de su muerte estaba como encargado de la Zona del Bosque, y de la sentencia hacia David Ramírez Sierra, había sido el desmantelamiento de narco-laboratorio, una “cocina” donde preparaban cristal en el valle de San Luis la cual fue reventada, a pesar de que estaba apalabrada.

Al Sierra ya lo habían “levantado” un grupo de mafiosos cuando todavía era el subjefe todopoderoso, para demostrarle su vulnerabilidad, y esperaron pacientemente hasta que ahora en la nueva administración lo comisionaron al “clavo” del Centro Cultural, donde cinco años atrás ya habían asesinado a su íntimo amigo Jessy Zamora.

Cuando mataron a Jessy Zamora mucho se criticó al gobierno  de Leonardo Guillén y a su jefe de Policia, el finado Francisco Vázquez Bustamante, que lo hubieran mandado a ese punto fijo donde lo volvían blanco fácil para sus enemigos; ahora se repite la misma historia con Ramírez Sierra bajo el mando del comandante Luis Edgar Labra Zárate.

 

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