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Escalando la cuesta, todo más caro en 2016

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Mientras el peso sigue en caída libre y las instituciones de gobierno aseguran que la economía mexicana se dirige hacia una franca recuperación sin riesgos inflacionarios para este año, la realidad que se vive en el alza de productos de la canasta básica que se refleja en el bolsillo de las familias mexicanas habla de una difícil cuesta en los albores del 2016

Bibiana García Garza

Con el dólar en el peor nivel de su historia, una tendencia a la alza en los precios de varios productos de la canasta básica y un ligero incremento en el costo de la gasolina es como arranca la primera semana del Año Nuevo.

Apenas este jueves el dólar volvió a rebasar el máximo histórico al venderse en 18.06 pesos, todavía por consecuencia del desplome de los precios del petróleo a nivel internacional.

Mientras tanto, el gobierno mexicano insiste que las reformas estructurales ya están marcando una diferencia en la economía del país pues, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), el crecimiento de México es uno de los mejores a nivel internacional.

Inclusive, aseguró el Secretario General de la OCDE, “México tiene un comportamiento económico mejor al del resto de países de América Latina, incluso que otras naciones a nivel internacional”.

En ello, aseguran altos funcionarios, tiene que ver el paquete de reformas que se hicieron a principios de la administración federal y que ahora se están implementando.

Sin embargo, en contraste con ese discurso están los hechos y la realidad de todas las amas de casa y también de los comerciantes de tiendas de abarrotes, mercaditos y otros pequeños negocios que agonizan ante el aumento en los precios de los productos en general, incluidos los de la canasta básica.

Leche, carne de res, azúcar, arroz, frijol, pasta para la sopa y productos de aseo personal así como medicinas registraron incrementos de entre el 5 y el 17 por ciento desde la primera quincena de diciembre, es decir, una inflación de 1.26 por ciento, según cifras publicadas por el Inegi.

Esto quiere decir que se han generado aumentos de cinco pesos en varios productos como la leche para recién nacidos, o el azúcar morena, que pasó de 27 a 33 pesos, inclusive el ´six pack´ de cerveza nacional que pasó de los 68 a los 73 pesos, con sus respectivas variaciones por marca.

El paquete de animalito subió de los 34 hasta los casi 40 pesos, entre otros productos como el kilo de jamón Kir, de los más económicos, que subió hasta siete pesos de su costo original, por lo que se vende en promedio hasta en 82 pesos.

Así también la carne de res que subió, por bistec, de los 123 a los 143 pesos, al igual que otros productos cuyo costo subió como el café soluble, la harina de trigo, las hojuelas de avena, el pan de caja, el atún, la salchicha, los chiles en lata y los frijoles.

No es raro que a su vez también se han incrementado los costos en diversos restaurantes de la localidad y puestos de tacos y hot-dogs, las cenas más ´populares´ de los sanluisinos.

Dichos aumentos además no son sólo cifras sino el pan de cada día para comerciantes de las pequeñas tiendas de abarrote que sobreviven, además, ante la inminente invasión de las tiendas Oxxo en esta y otras ciudades en todo el país, mismas que constituyen una competencia desleal y descarnada.

Según coinciden los dueños de dichos establecimientos, aunque aparentemente no hay aumentos, constantemente se registran de centavo en centavo, o de peso en peso hasta convertirse en una bola de nieve sin control.

Esto no sólo en los artículos comestibles sino otros de primera necesidad como la pasta de dientes, los rastrillos, los pañales y las toallas sanitarias que registran incrementos desde el 2.89 al 8.38 por ciento.

Una vez más, los constantes aumentos no se comparan con el pírrico incremento al salario mínimo de los trabajadores mexicanos que para este año se autorizó de solo 4.2 por ciento, es decir, 2.94 pesos para completar los 73.04 pesos por día.

Si se compara esa cantidad con el precio del kilo de jamón, podríamos decir que con el sueldo de un día de trabajo, un obrero no podría comprar esa cantidad de jamón, ni se diga un bistec de carne, y apenas cinco o seis latas de cerveza.

Para muchos, esto representa un estancamiento serio en la economía que aunque por el momento no presenta inflación, podría estar experimentando una ´deflación´.

También se sabe que en enero del 2008 la canasta costaba 842.10 pesos, aumentando hasta 455 pesos hasta el día de hoy, según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).

El año pasado la canasta en zonas urbanas se situó en mil 297.65 pesos y aumentó de 895.84 a 920.69 pesos en zonas rurales, incrementos que se registran sin falta cada año y mucho mayores a los del salario mínimo por cierto.

Ahora, para sustentar la venta muchos abarroteros incluyen en sus tiendas la venta de productos artesanales o a granel porque resulta más barato y se lo solicitan sus clientes, aunque los proveedores, dicen, han reducido la presentación de sus productos u ofrecen diversos tamaños de producto, como sucede con los sobres de café instantáneo que ahora se ofertan.

Aunado a ello, en los anaqueles se nota que el tamaño de los productos que antes eran de cien gramos se ha reducido a los 95 grados, como en el caso del café, y lo mismo con el frijol y el detergente, que dejaron de ser de un kilo para venderse en presentaciones de 950 ó 900 gramos.

También se ha observado un ligero incremento en los precios del jitomate en la localidad aunque en otras ciudades sí se ha disparado desde los 20 hasta los casi 35 pesos el kilogramo.

Otros productos que han mostrado aumentos son el aceite y los jabones, y aunque el costo de la gasolina por el momento no impacta en el bolsillo, sobre todo de los sanluisinos, muchos lamentan que esto no sea así en el precio de los productos más indispensables.

Lamentablemente, aunque con los aumentos a la gasolina y la energía eléctrica venía una escalada de ajustes a todos los productos y servicios, no se puede esperar que ahora sea a la inversa con las marginales bajas que otorgó el Gobierno Federal a los energéticos a través de la reforma.

La delicada situación hace que sin duda la tradicional ´cuesta de enero´, que viene de los super-gastos de las fiestas decembrinas, sea todavía más difícil de lo que de por sí es, lo que se refleja ya no sólo en casas de empeño sino también en los grupos locales de venta de artículos y productos en las redes sociales.

Estos gastos se suman al pago de impuestos obligatorios al iniciar el año como el re-emplacamiento, el predial y los que llegan cada mes como los de energía eléctrica (que no siempre perdonan en temporada de invierno), y los del agua, entre otros gastos.

Encima de ello, aquí en la frontera el temor de que el dólar sobrepase la barrera de los 18.00 pesos prevalece pues según lo han externado expertos en la materia, no falta mucho para que llegue hasta los 20.00 pesos. @

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