Semanario Contraseña

La clave de la información

Diana Mía: Víctima del amor enfermizo

[vc_row][vc_column width=”1/1″][vc_column_text]

Indignación, rabia, dolor e impotencia fue lo que provocó entre la sociedad el crimen de la pequeña Diana Mía, angelita de apenas 5 años, quien la semana pasada fue asesinada por el novio de su madre y su cuerpo arrojado a un canal en Mexicali. De ser encontrados culpables del infanticidio, que incluye la violación agravada de la menor, serían condenados de 20 y hasta 50 años de cárcel.

Humberto Melgoza Vega

MEXICALI.– El crimen de la pequeña Diana Mía, de apenas 5 años, el cual sacudió a la sociedad mexicalense por la brutalidad con que fue cometido, ha provocado que propios y extraños se pregunten qué fue lo que le pudo pasar a la madre de la niña para que permitiera esos abusos por parte de su novio.

La relación que inició apenas en marzo pasado en Morelia, Michoacán, rápidamente se convirtió en un tórrido romance, como de telenovela, que degeneró en un amor enfermizo por parte de Diana Esmeralda Herrera hacia su pareja, Ernesto Raúl Dueñas y/o Efrén.

Los dos se conocieron en marzo pasado, en la capital michoacana, donde iniciaron una relación amorosa cuando Ernesto la invitó a venirse a vivir a Mexicali. “Allá están mis papás”, le dijo para convencerla.

Sin pensarla mucho, Diana Esmeralda le tomó la palabra y decidió traerse consigo a su pequeña hija Diana Mía, a pesar de la férrea oposición del padre biológico de la niña, Miguel Angel Campuzano Ramírez, su ex esposo de quien tenía un tiempo separada.

Miguel Angel no pudo hacer nada para evitar que se trajeran a la niña para Mexicali, porque Esmeralda tenía la custodia legal de la menor.

Cuando llegaron a la capital bajacaliforniana, los tres se instalaron en una modesta vivienda en el número 3033 de la avenida Lumbreras, entre avenida Ferro y Greñán en el fraccionamiento Lomas Altas.

La joven mujer, quien gustaba de hacer ejercicio, para mantener su cuerpo en forma, se deslumbró con el estilo del muchacho mexicalense, quien a pesar de ser de cuna humilde vestía a la moda, usaba ropa de marca, tratando de imitar el estilo de los “narcojuniors”.

Seguramente a Miguel Angel no le gustó la pinta del novio de su ex esposa, con su pelo a rape, con grandes tatuajes que le sobresalían por el pecho y se preocupó no tanto por Esmeralda, de quien ya estaba separado, sino principalmente de su pequeña hija, quien se iría a vivir con un desconocido.

[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column width=”1/1″][vc_single_image image=”11008″ img_size=”900×500″][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column width=”1/1″][vc_column_text]

Amor enfermizo

Desde que conoció a quien sería su novio y posterior verdugo de su hija, Diana Esmeralda demostró que estaba locamente enamorada.

El romance  despertó en ella un profundo sentimiento hacia su nueva pareja, inspiración que la hacía publicar en su cuenta de Facebook intensos pensamientos.

Fue el 26 de marzo cuando publicó por primera vez que estaba en una relación con Ernesto Raúl Dueñas.

“Eres perfecto, cada gesto, cada sonrisa, cuando estoy contigo siento que vuelo, siento que es un sueño, pienso en ti cada minuto, cada momento del día, de repente sin darme cuenta estoy sonriendo, recordando cada momento a tu lado, me encanta tu voz, tus gestos, tu manera de hablar tan única, tan tú, te metiste en mi & llegaste hasta el fondo, haz logrado quitar esa barrera que tenía en mi corazón, lo hiciste sin avisar, cuando menos lo esperaba cuando menos imaginé, ya estaba enamorada de ti, & es que cada momento contigo es perfecto, todo lo que me dices me llega directo al corazón, eres tan tú, tan especial, tan único… Solo tú mi amor! Solo tú!”, escribió por primera vez el pasado 3 de abril, cuando todavía vivía en Michoacán.

“Regálame tu risa, enséñame a soñar, con solo una caricia me pierdo en este mar, regálame tu estrella, la que ilumina esta noche llena de paz & de armonía & te entregaré mi vida… Haces que mi cielo vuelva a tener ese azul, pintas de colores mis mañanas sólo tú, navego entre las olas de tu voz & tú & tú & tú & solamente tú…Haces que mi alma se despierte con tu luz tú & tú & tú… Enseña tus heridas & así las curarás, que sepa el mundo entero que tu voz guarda un secreto, no menciones tu nombre que en el firmamento se mueren de celos, tus ojos son destellos, tu garganta es un misterio”, escribió dos días después, el 5 de abril.

Conforme avanzaba el romance, las publicaciones de la mujer subían de tono, como la que escribió el 16 de abril, en donde por primera vez confiesa que le gustaría irse a vivir con él, dispuesta a “dejarlo todo”.

“Estar contigo es como tocar el cielo con las manos, como el sol de un primer día de verano, como en un cuento, estar contigo…Estar contigo desvelando uno por uno tus secretos, descubriendo todo lo que llevas dentro, lo dejo todo por un momento de estar contigo…Yo siento que tu compañía es el mejor regalo que me dio la vida, la fuerza que me empuja a seguir adelante, de todo lo que tengo es lo más importante…

“Estar contigo es como un sueño del que no quiero despertar si abro los ojos & no estás…Vivir contigo es mi deseo, es todo lo que quiero hacer porque a tu lado puedo ser solo yo misma…Estar contigo es que cada día sea diferente, siempre hay algo que consigue sorprenderme es como un juego que me divierte, estar contigo…”.

Un mes después, el 13 de mayo, cuando ya estaban instalados en Mexicali, Diana Esmeralda publicó en su muro una especie de poema en el que refleja un estado alterado de la conciencia, al parecer provocado por algún tipo de droga.

“Oh ángel enviado desde arriba, tu sabes que iluminas mi mundo, cuando estaba sin ánimos & herida tú venías a animarme…la vida es una bebida, tu amor una droga, oh ahora pienso que debo estar muy arriba, cuando era un río ya seco tu venías a cubrirme de agua…Dijiste “bebe de mí, bebe de mí” cuando tenía mucha sed, derramado en una sinfonía, ahora me encanta, pusiste tus alas sobre mí, tus alas sobre mí cuando yo estaba tan pesada, derramada en una sinfonía & cuando estoy triste, triste, triste, triste. Oh a mí, tú me haces sentir ebria & drogada, muy drogada, muy drogada, oh yo ahora me siento ebria & drogada muy ebria, muy drogada…Oh ángel enviado desde arriba, te siento recorriendo mi sangre, la vida es una bebida, tu amor está a punto de hacer salir las estrellas…Que salimos disparados hacia el cielo…!!!”.

Con este tipo de relación tan apasionada, no pasó mucho tiempo para que la niña fuera considerada como un estorbo.

[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column width=”1/1″][vc_single_image image=”11007″ img_size=”900×500″][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column width=”1/1″][vc_column_text]

Instinto animal

Desde que iniciaron la vida en pareja, viviendo bajo el mismo techo, Ernesto (Efrén) comenzó a dar muestras que le molestaba la presencia de la niña, a pesar de que su carácter era un tanto retraído, precisamente por la falta de amor.

Para poder estar solos, era muy frecuente que la dejaran encargada con los papás de él, quienes vivían a unas cuadras de distancia, y de vez en cuando hasta con una vecina.

La preocupación de la familia Campuzano empezó a tener sustento cuando Esmeralda comenzó a chantajear a su ex esposo, exigiéndole cada vez más dinero, amenazando con hacerle daño a la niña.

Para que miraran que las amenazas iban en serio, les mandaron fotos en donde exhibían a Diana Mía con golpes en diversas partes del cuerpo, producto del maltrato físico que le infligían.

Hasta que en una de esas se les pasó la mano.

La madrugada del 19 de junio, en un momento de ira, el “padrastro” de la menor la golpeó tan fuerte que la niña quedó semiinconsciente sobre la cama. En su arrebato, el sujeto introdujo uno de sus dedos en las partes íntimas de la menor, se ignora si la mamá estaba presente y permitió que se cometiera el ultraje, o si se encontraba en otra pieza de la casa.

Cuando se percataron que la niña ya no respiraba, entraron en pánico y decidieron deshacerse del cuerpecito. Pero no lo hicieron de manera inmediata sino que mantuvieron el cadáver de la niña hasta el miércoles siguiente.

Con la ayuda de un amigo la envolvieron en la cortina del baño y la subieron en el asiento trasero del vehículo Honda modelo ’97, para después arrojarla en el cauce del canal Tulichek, al sur de la ciudad, cerca de la salida a Tijuana.

Con la intención de que el cuerpo se mantuviera en el fondo del canal, con alambres le amarraron unos ladrillos y encima le pusieron la tapa del depósito de un sanitario.

Se regresaron a su casa y trataron de hacer su vida de manera normal, para no levantar sospechas.

A los papás de Ernesto (Efrén) comenzó a hacérseles raro que ya habían pasado tres días y la pareja llegaba sola como si nada, acostumbraban ir a comer a la casa de los suegros de Esmeralda.

Les preguntaban por Mía y ellos contestaban que la habían dejado encargada con una vecina. Ese domingo festejaron en familia el Día del Padre.

También a la familia paterna, cuando le preguntaban por la pequeña Esmeralda les dijo “ya olvídense de ella”.

Fue hasta el miércoles por la mañana que el cuerpo salió a flote, luego que la acumulación de basura en la compuerta hizo que el cauce creciera y se desbordara.

Al atender el reporte ciudadano, peritos de la Procuraduría General de Justicia de Baja California (PGJBC) confirmaron que la víctima era una niña, de entre 5 y 6 años, que presentaba golpes en varias partes del cuerpo, sin los dientes frontales y con rastros de haber sido violentada por el ano.

Fue una tía de la niña, que estaba muy atenta a las noticias que surgían en Mexicali, quien desde Morelia se comunicó a la Jefatura de Policía Municipal para poner el reporte y darles la media filiación de la niña. Temían lo peor.

Y lo peor había sucedido, entendió el papá biológico de la pequeña cuando viajó desde Michoacán hasta la frontera norte para identificar el cadáver de su hija que se encontraba en el Semefo.

En dos o tres días el departamento de Homicidios de la PGJBC armó el caso y obtuvo de un juez la orden de aprehensión. El sábado 25 por la mañana la pareja de presuntos homicidas fue detenida en una casa en la delegación de González Ortega (Palaco), donde pretendían evadirse de la acción de la justicia.

Más tarde, cuando fueron trasladados al Centro de Justicia, el juez de Control, Luciano Angulo Espinoza, les leyó los cargos que se les imputan, a Ernesto feminicidio y violación impropia, mientras que a la madre se le acusa de homicidio agravado por grado de parentesco y violación agravada.

Ayer por la tarde se dio la vinculación a proceso, estarán en prisión preventiva mientras concluye el juicio y en caso de ser encontrados culpables pudieran recibir sentencia entre 20 y 50 años de cárcel.

En los careos, que son abiertos al público, trascendió que fue un amigo de Ernesto y/o Efrén, quien dio aviso a las autoridades. Relató que el miércoles estuvo en su casa donde estuvieron tomando cerveza y fue cuando se sinceró, diciéndole que la menor lo había sacado de sus casillas, que la había metido en un cuarto sin refrigeración, que le había descompuesto su máquina de hacer tatuajes y hasta que le vomitó el carro. Luego le pidió que le ayudara a tirar el cuerpecito amortajado en el canal.

Mientras todo esto sucede, la pareja de jóvenes enamorados ya fue juzgada, sentenciada y hasta “quemada con leña verde” a través de las redes sociales. @

I am text block. Click edit button to change this text. Lorem ipsum dolor sit amet, consectetur adipiscing elit. Ut elit tellus, luctus nec ullamcorper mattis, pulvinar dapibus leo.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]

Deja un comentario

× Platique con nosotros