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El Cubo Rubik lo salvó del bullying

Parece sacada de la Rosa de Guadalupe pero esta sí es de la vida real, la historia de un niño que por su obesidad era víctima de bullying hasta que su destreza armando el cubo de rubik lo convirtió en un chico seguro de sí mismo, carismático y popular.

 

Humberto Melgoza Vega

SAN LUIS RIO COLORADO.- En la década de los ochenta, como parte de la cultura pop, era común que las personas tuvieran un cubo rubik en sus casas, toda la familia le metía mano pero una vez que lo desacomodabas era muy difícil, casi imposible volverlos a acomodar en su posición original, todas las seis caras de un mismo color.

Luego de que pasó la moda, el cubo de rubik o cubo mágico se convirtió en un objeto de culto, que parecía descontinuado, hasta que llegaron las tiendas de autoservicio y comenzaron a comercializarlo, como si fuera cualquier juguete.

Fue ahí donde Claudio Ramón Castillo Salazar tuvo su primer contacto con el mundo de los cubos, encuentro que vendría a cambiar su vida. Ahora ya tiene 48, de todos tipos y formas, y le han servido para ser conocido y admirado, cuando lo ven armando el rubik en cuestión de segundos.

Antes de conocer la existencia de los cubos de rubik, Claudio era un niño retraído, que era víctima de bullying en la secundaria a causa de su obesidad. Pero después se transformó en el “chico cubo”, uno de los más populares del Cbtis 33.

“En la secundaria yo sufrí mucho de bullying, muchísimo. Yo estaba harto, no quería ir a la escuela. Me insultaban, a veces incluso me llegaban a golpear”, recuerda.

“Y cuando entré a la preparatoria tenía mucho miedo. Un día recuerdo que me llevé el cubo y me estaban echando carrilla, entonces lo desarmé y le dije ´a ver pues, ármalo´, venía con su bola de amigos y como no pudo empezaron a echarle carrilla y a mí sí me reconocieron; ahora me dicen ´chico cubo´”, comenta con cara de satisfacción.

El cubo también le sirvió para hacer nuevas amistades, porque en la secundaria era un niño bastante retraído.

“Era muy tímido, no era nada abierto, a los únicos que les expresaba mis emociones era a mi familia, a poquitas personas, pero en la escuela no le hablaba a nadie, no quería hablar con nadie, no quería ni ir a la escuela, nada más tenía dos que tres amigos, me daba mucha pena hablarles a las mujeres  y ahorita en la prepa pues todo es diferente”, se alegra.

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“Aprendí en segundo de secundaria, hace unos tres años, pero lo dejé porque me aburrí, pero hace como un año me compré un cubo en el oxxo y me volvió a gustar. Le dije a mi mamá que para mi cumpleaños quería cubos de rubik, pero no me la creyó. Con mis primeros nueve cubos comencé a enfocarme en la velocidad”, recuerda.

Para ser un buen cubero se requiere de mucha práctica, hasta aprenderse bien el método. Modesto, dice que no hace falta ser inteligente para armar los cubos, basta con tener buena memoria.

“He escuchado que mucha gente dice que tiene que ver con las matemáticas pero nada que ver, son algoritmos, el método que yo uso es Sifo, que es más complicado. No se requiere de inteligencia ni de habilidad, cualquier persona puede dedicarse y ponerlos de regreso en su lugar, aunque se tarde más tiempo”, insiste.

Claudio no se considera un chico inteligente, “siento que tengo una habilidad, nomás”, y confiesa que su promedio en la escuela es de “8 y algo”.

Actualmente, Claudio anda entre 12 y 16 segundos, tiempo que tarda en armar el cubo clásico de 3×3, muy lejos aún de Lucas Etter, el estadounidense que tiene el récord mundial con 4.90 segundos.

Las competencias

En menos de un año, Claudio…ha participado en cinco competencias de cubo de rubik, la primera en diciembre de 2015 en Ensenada, a donde lo invitó un amigo que conoció en Tecate en el “Speed Cube”. Era su primera competencia y le fue mal pero se aplicó y para febrero de 2016 ya quedó en séptimo lugar en el cubo clásico 3×3 de 6 caras y en el de 4×4, que es más difícil, quedó en cuarto lugar.

Luego regresó a Ensenada y para mayo en Tijuana obtuvo el cuarto lugar por 20 milésimas de segundo, al hacer 15.41 segundos en el cubo 3×3.

En el quinto torneo que participó ya fue competencia oficial, el Baja Open 2016, que se realizó en el Museo del Trompo en Tijuana, con la participación de cuberos de Tlaxcala, Morelia, Ciudad de México, ahí quedó en décimo lugar en el cubo 3×3 y en sexto lugar en el cubo 4×4.

Ahorita lo del cubo sigue siendo un hobbie, aunque le gustaría escalar hasta un nivel profesional. “Porque es algo que me gusta, que me apasiona, me encanta hacer esto. Para mí es un estilo de vida, hay quienes se la pasan todo el día en las redes sociales, pues yo también, pero con los cubos”.

Entrevistado en casa de su abuela, por la Jalisco y Primera, mientras preparan un aromático pollo al disco,  Claudio confiesa que algunas personas cuando lo ven armando el cubo “se sorprenden, piensan que soy extraterrestre, pero ya cuando se ponen a platicar y les explico se dan cuenta que no está tan complicado”.

Cuando entró a la preparatoria siempre traía un cubo en la mano. “En ese tiempo andaba entre los 30 y 40 segundos, era muy malo, y aun así se sorprendían. Empecé a mejorar y se sorprenden aún más, tengo un amigo que me dice que lleva un año conociéndome y sigue sorprendiéndose todos los días”.

Porque también tiene mucho que decir, a los jóvenes de su edad “yo les recomendaría que dejen un rato el teléfono y se enfoquen en otras cosas. Yo era muy pegado a los videojuegos, demasiado, llegaba de la escuela directo al PlayStation, más de 8 horas al día, y ahorita puro cubo”.

Con 16 años de edad, Claudio cursa el tercer semestre en la especialidad de Administración de Recursos Humanos y le gustaría que más jóvenes se interesen por el mundo de los cubos, para que se unan a la comunidad de cuberos de San Luis y se alejen de los vicios.

“Por lo pronto quiero mejorar mis tiempos y ser el mejor cubero, primero de San Luis y luego de México”, finaliza, mientras arma el cubo con una sola mano. @

 

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